El Museo de Pergamo es una apertura en el tiempo, incrustada en el centro de Berlín, si es que Berlín tiene centro, porque es una ciudad poliforme, que huye de la normalidad y de lo normativo.
El Museo de Pergamo es un robo, un expolio, pero que superado ese hecho, abre ante aquel que se deja emocionar, un mundo del que provenimos,que es nuestro germen, desde la parte dedicada al Islam, hasta la Puerta del Mercado, pasando por la escalinata del Templo y todo el arte romano.
Para los desconocedores del arte en general, como es mi caso, supone un esfuerzo muy grande comprender y valorar todo eso en su conjunto, y hasta en cierto modo provoca hastío. Y ahí se crea ese momento hipócrita de querer ver mucho arte o museos, siendo consciente de las limitaciones propias. Sin una base de lo que uno va a ver, se puede convertir en un ejercicio de aburrimiento, llevado hasta el último fin, por aparentar ser culto y snob aunque sea por 2 horas. Con lo que en esos casos una audioguía y una resignación en dosis abundantes hacen el resto.
Animarse a seguir conociendo aquello de lo que no se tiene ni idea, debiera ser el siguiente paso.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Evidentemente, hay temas que no me gustan y no entiendo por qué en mis viajes tengo que hacer eso que me repatea. Por eso no entiendo la manía de mucha gente que habitualmente no pisa un museo en masificar los museos de otras ciudades. Por eso recomiendo a los que son como yo que se acerquen a la Academia de Venecia y disfruten de lo que es un lugar fuera del circuito turístico...
Por cierto: a finales de mes me voy a Praga y me ha dado repelús tu entrada sobre esa city. A ver si tengo más suerte y veo algo de realidad...
Un beso, pequeño
Carmen
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