Las ovejas nocturnas te acompañan toda la vida, son esas historias que dan vueltas por tu cabeza,son esas noches dando vueltas en la cama buscando un hilo conductor para dormirte, son los sueños y frustraciones que uno arrastra por la vida, son unas compañeras que dan motor y sentido a este juego y son unas paranoicas que te persiguen... hay que conocerlas

jueves, febrero 05, 2009

Tengo escrito en la memoria el lento descarrilar de un tren, vertiendo mis sueños sobre la arena sucia... pánico..

miércoles, febrero 04, 2009

Hoy descuento segundos en mi pálpito. Palpito más inseguro. Menos grande, que hace una hora. El tiempo es una nebulosa que no se entiende, hasta que no se mira de frente. Yo no lo miro de frente. Cierro los ojos y giro la cabeza.
Amaneceré más triste. Lloverá más despacio. Se irá más deprisa.
Seguiré siendo inconstante, incapaz, inviable. No llegaré a la meta nunca. Siempre habrá un camino por el que me disperse y me sienta infeliz.
La honestidad volverá a colarme goles en la vida. La insensatez más de un disgusto.
Su amor más terrenal y vivo.
La indiferencia,más enorme y sincero. Huyo del centro de las miradas. Cada vez más. Nunca supe hacer esto a tiempo. Cada vez más solo,pero más atento.
No quiero morirme, aunque te lo dijera hace dos horas, muerto y apagado en el sofa. Ciertamente ver mi vida pasar contigo, merece cada segundo que queda por descontar. Pero la vida en si misma aburre. Se convierte en un bucle que no tiene solución. O si la tiene es de todo menos sencilla y si es sencilla, deja de ser vida.
Comparo mis 18, con mis recién acabados 25 y encuentro una persona totalmente distinta: realista, desapegado, vacio,desmotivado. Pero de otra parte: adulto, estable, coherente, directo.
Cambio todo lo que fui, por lo que soy sin dudarlo. No he dejado de ser utópico. Quizás para mí mismo. No, quizás para el resto del planeta.
El ser humano me aburre y cada día me interesa menos.
Pero sigue habiendo un ser humano que me entusiasma más que nadie y da sentido a todo esto que la gente se empeña en disfrazar en un caluroso carnaval, y comparte mi vida. Aunque para muchos sea como una vida con un compañero de piso. Pero ese es el problema de esos muchos, no el mío. No soy yo quien se pone la venda para ver lo obvio.
En definitiva, que pese a este pesimismo galopante, soy feliz. Ponle 26 velas al asunto y envuélvelo con mucho celofán, que mi corazón sigue corriendo.