Vuelve a caminar, de espaldas a la cama,
la luz se agota en tus púpilas,
se enciende la bombilla en tu cabeza
y una interrogación inunda tu discurso.
Eres un pequeño duende que se asoma a mi vida,
lo sé, haces magia con mi sombra.
Busco en cada segundo el siguiente segundo,
en tu abrazo se abre el sol y el mundo
se vuelve inmenso.
Hay un dolor que desaparece lento,
vuelve menos intenso y ruge como un león.
No sé, si pelear contra tu piel,
o arrancarme la cabeza
y dejarla en tu santuario.
Si sé, que quiero evitar volverme una pared,
de piedra muerta, quiero evitar
volverme arena de un reloj y no contar
el tiempo que pasa cuando no estás.
Es tan obvio, soy tan obvio, como una madrugada,
tan resultón como una estrella fugaz,
tan vacio como una bocanada de humo.
Y voy de espaldas a la ventana,
corrigiendo mis pisadas, por no quererte molestar.
Por si me retienes y con la mirada baja
me juras eternidad.
Las ovejas nocturnas te acompañan toda la vida, son esas historias que dan vueltas por tu cabeza,son esas noches dando vueltas en la cama buscando un hilo conductor para dormirte, son los sueños y frustraciones que uno arrastra por la vida, son unas compañeras que dan motor y sentido a este juego y son unas paranoicas que te persiguen... hay que conocerlas
miércoles, octubre 01, 2008
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