
Hoy es día de empezar de nuevo, nuevas clases y nuevos aires, mismo amor.
Me tatuaría a Amy en el brazo, como síntoma de mi lado enganchado a tantas cosas y personas. Es el lado visceral. El lado perdido, irracional, prohibido. El lado que canta con voz ronca, borracha, dolida, muerta y triste. Es el lado Nina Simone que todo destroyer de pro lleva cosida en su espalda. Esa autodestrucción que vigila tantos atardeceres y tantas noches de cansancio. Es Billie Holiday, Pete Doherty o Sid Vicius, Elvis Presley, Antonio Flores o Kurt Cobain. Y eso que algunos de estos iconos o aspirantes a serlo no me atraen nada en el aspecto musical.
Es Mariah en la época Glitter o Britney en la actualidad. Es raparse a cero, cortarse las venas, tomarse un bote de pastillas o asomarse desde un tejado de un rascacielos al infinito. Es el peligro o el límite. Es la psicodelia, la ingravidez, lo insensato, la oveja negra, la bala pérdida. Es ser un viva la vida.
Yo no vivo en esa cuerda floja, pero a veces acaricio esa autodestrucción, ese sentimiento yonki de que nada vale la pena, de que el amor bien vale un drama..., pero en la actualidad no me encuentro en ese punto... sonrío demasiadas veces al cabo del día y vivo pegado al peligro de seguir viviendo. Que también tiene su lado kamikaze
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