Si naciéramos de nuevo y devolviéramos el fruto al árbol,
si el destino nos hiciera libres de verdad,
podríamos correr, sin parar, corriendo y aprendiendo
a volar.
Si no fueramos ovejas negras,
y no tuviera que pedir perdón en cada mejilla,
si en Belén no nació Dios, sino el pecado,
sino recuerdo como mis manos se abrieron
para soltar el lastre de tanta redención.
Para que esperar a que vengan a por mí,
si yo sólo sé ir hacia allí,
si mi cárcel, será su salvación,
no la de dios, no la de dios.
En defecto podremos recorrer los callejones,
que persiguen el descanso,
seremos jovenes un instante, mientras Adán nos salve,
Eva será nuestro lastre, soltemos lastre.
Y si camino de Jerusalem, perdemos la noción de cómo somos,
si desnudos nos vendemos ¿la furia caerá sobre nosotros?.
No estoy preparado para esto.
No lo estoy. ¿Quién lo está?.
Sólo dios espera tanto de mí, que ni yo mismo espero,
mi destino lo creo yo, lo libero en el espacio,
porque el destino no existe, está muerto.
En mi cruz no hay nada que redimir.
Sólo creo en lo que Patti nos dijo,
Dios no murió por mis pecados.
¿Quién murió por quién?
¿La soledad murió? ¿la ira murió?
Cuanta ira, cuanta ira, cuanta ira,
gotas de decepción que alumbran el futuro.
No, no estaremos solos.
Nuestra protección nos unirá.
Deja a dios en su templo, en mi corazón fluye lento
todo lo que tiene que cambiar.
Y volveremos de Jerusalem, llenos de gozo,
renacidos y satisfechos.
Las ovejas nocturnas te acompañan toda la vida, son esas historias que dan vueltas por tu cabeza,son esas noches dando vueltas en la cama buscando un hilo conductor para dormirte, son los sueños y frustraciones que uno arrastra por la vida, son unas compañeras que dan motor y sentido a este juego y son unas paranoicas que te persiguen... hay que conocerlas
sábado, septiembre 12, 2009
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